viernes, 22 de septiembre de 2017

Adán, Granero y su paraiso.


Días de feria en nuestra queridísima villa socuellamina y nosotros, ni cortos ni perezosos, salimos en busca del conocido Restaurante Granero en Quintanar de la Orden.
Un perfecto y apetecible regalo de cumpleaños. Gracias flor.

Un poco de historia

Granero se inauguró hace casi medio siglo (1968) como bar en la carretera N-420, la cual atravesaba el pueblo quintanareño. Hoy, es ya la tercera generación la que tripula los fogones con Jose Antonio Pintado como chef. Antes de formar parte del proyecto familiar, Jose A.cursó estudios en la Escuela de Hostelería de Soria para despues formar parte de cocinas tan importantes como son las del Restaurante Viridiana de Abraham García o las del toledano Adolfo Muñoz.

Escenario

Aquel sábado 12 de Agosto como es lógico, el termómetro del auto marcaba algún grado por encima de los cuarenta. No fue dificil llegar, aparcamiento sencillo. Una pequeña terraza en la calle y el bullicio de la gente nos sirve de guía. En principio, parece un exitoso bar, con sus clientes apurando la hora del aperitivo, el reloj marcaba las 14:20h. Eso si, lleno dentro y lleno fuera, buena señal.

Al pasar, el personal de barra nos conduce hasta el comedor. Se trata de una sala espaciosa, asi a ojo, para unos 50 comensales, mucha luz y una decoración cuidada, fina, sin sobrecargas. Existe bastante distancia entre mesas y eso se agradece. Al fondo, luz natural que entra a través de un gran ventanal mostrando la coqueta terraza con la que cuenta, sin duda habrá que volver a cenar en otra ocasión y disfrutar de ella.

El Sumiller

El jefe de sala y sumiller, Adán Israel, nos saluda y acompaña a nuestro trono de disfrute para las siguientes dos horas aproximadamente.
Adán es de ese tipo de profesionales del los que es una suerte encontrarse. Transmite  una sensación cercana de esas que parece que lo conoces de toda la vida.
No quiso agobiarnos desde un principio pero escucharle era un placer y en él encontramos la horma de nuestro zapato, asi que demandabamos constantemente sus explicaciones.
Profesional bastante activo fuera de su trabajo en Granero, preside a los sumilleres manchegos, publica videos de catas y comparte a traves de las redes sociales todo aquello que tenga que ver con el vino y especialmente con el vino manchego, defensor a ultranza de nuestro producto. Nuestra reverencia.
Recientemente ha sido reconocida su labor y nombrado como mejor restaurador de CLM y lo mejor de todo es que su humildad y cercanía eclipsa cualquier galardón lo que quiere decir que es mejor persona que sumiller (si cabe).




















Una cuartilla con la fecha inscrita anunciaba el menú gastronómico que ibamos a degustar. Doblada a modo libreto, al abrirlo rezaban 5 platos a la izquierda y 5 bebidas a la derecha. Puntualizaba a pie de menú: "50€ por comensal". Procederemos a relatar la experiencia en tándem, es decir, plato y maridaje. Disfruten.




















Primer Pase


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Crema de queso con dulce de membrillo, palomitas de arroz y crujiente de gamba.
Lleno de contrastes, y no solo de sabores, sino tambien de texturas. Buena presentación en copa de cóctel. Una gamba en pasta filo correcta, sabrosa. Eso si, la crema de queso era absolutamente majestuosa, untable, casi le pedimos un tupper para llevar. Membrillo casero, de abuela. Aperitivo sobresaliente.

Cerveza "Aguilutxo" de cervezas Salvaje. Alcázar de San Juan
Elaborada en honor a Ramón Sánchez- Camacho, conocido en Daimiel y más allá como “El Aguilutxo” y fundador junto a su esposa “La María” del Bodegón de Daimiel. Contiene un 30% de mosto de uva de la variedad Chardonnay. Fresca, de paso fácil, perfecta.


Segundo Pase 


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Huevo trufado frito con jamón, patatas paja y crema de jerez dulce 
Bueno................conocedores como somos del mundo hongo, os podeis imaginar. No podemos describir lo que es explotar esa yema morena y trufada. Además, el enunciado del plato no lo dice pero algún boletus llevaba tambien. Una bomba en la boca. Los ojos, vueltos.

Cerveza "La Socarrada". Xátiva.
Elaborada con romero y miel de romero. Se trata de una de las cervezas más galardonadas a nivel mundial. Sin gas añadido y fermentación ultima en botella. Sin filtrar, pura, artesana. Ya la conocíamos pero fue un placer volver a beberla.


Tercer Pase 


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Pulpo en tempura, salsa romesco y un toque de pimentón de la Vera 
Despues del inicio de menú que tuvimos..............nos pareció un plato más "flojo". Aún así, pulpo tierno, tempura perfecta. Salsa romesco riquisima.

Espumoso "Entremontes" Semiseco de.........2007 !- Quintanar de la Orden. 
Como ibamos a pensar que podriamos bebernos un espumoso con 10 años de edad. Pues si. Adán nos sorprende con esta partida de vino "casi echado a perder". Habia sido guardado sin haberle dado la luz y de pie. Fresquito, carbónico justo.


Cuarto Pase  


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Jarrete de cordero asado sobre crema de patata y pisto manchego 
Un auténtico homenaje a la carne bien asada. Pintado vuelve a dejarnos enmudecidos frente a tal platazo. No hacia falta ni cubiertos para separar la carne del hueso, tiernisima. Muy jugosa. Extraordinaria.

Tinto "Casa Albali". Gran Reserva- Cencibel y Cabernet. 2008. Valdepeñas. 
Perfecto compañero del jarrete. Ganó conforme pasaba el tiempo en copa


Quinto Pase  

 
 





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Delicia de Almendra con Helado Artesanal. 
Muy rico, muy duz, como dicen por nuestra tierra. Con ese toque mazapanero que da la almendra, como una marquesita toledana pero fría y bizcochada, ingenioso. Helado con toque citrico, cremoso, buen matromonio, frescura, no empalagó. Mandarina.


Semidulce de aguja "Barbasol". Moscatel. Sonseca.
Parece postre y vino nacidos el uno para el otro. Además ese detalle de procedencia. Sonseca. No sabemos si existe algun lugar mas almendrero y mazapanero.
Muy frío, de agradable paso.




















Y esto fue todo amigos, una agradable mesa, buena compañía, al mejor sumiller de nuestra región sirviendote la mesa y comentandote el maridaje, a Jose A. Pintado entre bambalinas cocinando platos que rozan la excelencia con un producto humilde y un precio muy ajustado.

Por supuesto, recomendamos.

Adán y Pintado, maridaje perfecto.

Gracias.

APURARI











domingo, 12 de febrero de 2017

Kisso. Sol naciente en Bangkok.

Con el inicio de este nuevo año GastroQuixotes se expande e inaugura nueva sección internacional para contarles, queridos gastrofagos, otras experiencias culinarias mas allá de nuestras fronteras.

En esta ocasión nuestro primer destino ha sido Bangkok, capital Tailandesa que este pasado 2016 encabezó el ranking como ciudad más visitada del planeta con más de 21 millones de turistas, por delante de Londres, Paris o Nueva York entre otras.

Quizás se trate de la ciudad más occidentalizada del sudeste asiático junto con Kuala Lumpur (Malasia) y Singapur, segundo país éste con más densidad de población del mundo, despues de Mónaco.

Bangkok es tambien una ciudad de contrastes. Sus atractivos turísticos son innumerables. Considerada la "Venecia del Este", cuenta con kilómetros de canales fluviales denominados "Klongs" por los lugareños. En cuanto a población, son más de 8 millones de habitantes. Evidentemente su motor económico es el turismo y se pueden imaginar la oferta gastronómica que posee, sólo en el buscador Tripadvisor cuenta con 9405 referencias para comer.

La gastronomía del pais es muy extensa, tendríamos para escribir un post solo con nombrar las especias que condimentan sus platos. Nos apetecía comida japonesa y pronto nos recomendaron uno de los mejores, si no el mejor, restaurante nipon de la ciudad, KISSO.

No fue fácil llegar a nuestro destino. El tráfico de Bangkok es un mar de claxones y vehiculos  a dos ruedas pasando por espacios diminutos. Cuesta bastante no estresarte y realizas un ejercicio de liberación mental para no malhumorarte. Por fin, destino alcanzado.



El restaurante ofrece varias opciones para comer. Nada más bajar la escalera de entrada y pasar la recepción se encuentra el Sushi Bar, o lo que es lo mismo, la barra de Sushi. Se trata de una barra con taburetes como las que conocemos de toda la vida en la que un "sushiman" (o cocinero especialista en este arte) te deleita ofreciendote como espectáculo su destreza y conocimientos en la cátedra del sushi. Cuenta con carta propia.
Enfrente, un comedor (dining area) para alrededor de 45-50 comensales. Tambien dispone de comedores de ámbito privado para reuniones y hasta 2 salas con Tatami para los mas puristas. Grandes espacios, luz tenue, ambiente agradable, sobrio. Decorado con gusto, muy "japo".

Una vez aposentados en la zona de comedor "normal" (dining area), nos disponemos a pedir, en primer lugar, la bebida. La carta de liquidos es bastante contundente en cuanto a tipos de bebida pero muy diferente a lo que conocemos en Europa. Una escueta carta de vinos con tan solo 3 referencias de blancos, 3 de tintos representados por Australia, Sudáfrica y Francia y una sola de espumosos, italiano claro.

Escasa pero buena oferta de cerveza, tanto locales como foráneas, destacando la presencia alemana y belga. Pero a un restaurante de tal calado y tan temático como es Kisso se viene a beber Japón, se viene a beber Sake. En un próximo post intentaremos describirles todo lo que rodea a este milenario licor fermentado de arroz, todo un universo.



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Acto inmediato con el Sake, comienzan a traer los primeros platos. No los relatamos, se los mostramos.

EDAMAME




SASHIMI


URAMAKI


GUNKAN


NIGIRIS


SOPA MISO


En definitiva y como resumen, realizan un trato exqusito al producto, bien preparado, arroz compacto sin empalagar. Pescado fresco, frio en boca, untuoso, se deshace literal. Un auténtico festín. Un bombardeo de todos los tipos de piezas de sushi habidas y por haber. Tanto se goza, que no sabes con cual quedarte y eso casi produce disputa entre las conversaciones de los comensales.

No sabemos si fue el país nipón por donde primero salió el sol pero si podemos afirmar con contundencia, que su milenaria gastronomía está iluminada por una luz especial, de leyenda, de estrella.

Muchas Gracias.

APURARI.





















domingo, 15 de enero de 2017

Un Quijote con Mandil

Aún no habían llegado sus Majestades cuando decidimos dejarnos recomendar por nuestro gran amigo Lolo y asi comenzar nuestra particular cabalgata gastronómica en un coqueto restaurante llamado El Labriego, en Miguel Esteban, villa Quijotesca muy cercana al pueblo natal de Dulcinea.

El reloj marcaba las 14:45 y evidentemente en la calle hacía fresquito. Llegamos puntuales y solo quedaban dos mesas por ocupar. Un comedor chiquitin con capacidad para 35-40 comensales, pero donde no hay estrecheces y se puede charlar tranquilamente. Buen ambiente.

Enseguida nos toman nota de la bebida. Como mandan los canones comenzamos por una caña bien fresquita, al punto de nieve, de grifo y amén. Acto seguido llega la primera sorpresa y aperitivo de bienvenida.

Uvas con cobertura de queso y pistachos. Ysi, hicieron honor al dicho, " uvas con queso saben a beso", pero a todos los besos de todas las princesas del reino. Un bocado exquisito, untuoso, frutal, fresco. Presentadas con gusto. Elegantes.




Ya el aperitivo te predispone a que vas a vivir una grata experiencia. No existe carta y eso nos encanta. Dice mucho de su chef, Santi Carreras. Arriesga para ganar y te pide prestada tu confianza, a ver como nos la devuelve. Unicamente confirmamos que deseamos menú degustación y elegimos los vinos acompañantes. Parece que estamos en el teatro y todo se va a secuenciar en actos, tiene un punto de curiosidad e incertidumbre.

De repente, zas!, un valor seguro, no es tanto el riesgo del chef pero no nos importa, a nadie le importa cuando el producto no requiere más que un arma con buen filo.
Un excelente jamón ibérico de bellota procedente de Albuquerque y sus verdes dehesas extremeñas. Como curiosidad el jefe de sala nos relata que son curados con piel, por lo que el pimentón y la sal no penetran en la grasa degradándola como en el resto de jamones, sino que ésta grasa conserva todas las propiedades gustativas, y no decimos más, solo vean y juzguen.





En la caña de cerveza solo quedaban restos de espuma y llegó la hora de pedir vino, manchego por supuesto. Otra vez nos dejamos aconsejar, confiantes. En este caso, este airén del Grupo Baco de Alcazar de San Juan fue el elegido. Bien de temperatura, fácil de beber, afrutado.


Este vino blanco fue perfecto para disftutar del siguiente plato. 
Un carpaccio de pulpo que te seducía sin haberlo probado. En su presentación, visualmente parecía una pieza de orfebreria, era como uno de esos platos que cuelgan de los patios cordobeses, precioso pero había que comérselo. Al plantarlo en la mesa y en cuestión de un milisegundo era la nariz la que te encendía el piloto y ese aroma a trufa era el responsable. En boca quizá era más la trufa que el pulpo pero la textura era excelente y la combinación suprema. Muy rico.




La experiencia marchaba "in crescendo" y ya nos había casi conquistado el ideólogo de todo esto pero lo mejor estaba por llegar.
Para nosotros quizá es un plato fetiche pero lo del foie en la textura "virutas", tal y como rezaba  el plato, nos tenia un poco despistados hasta que lo plantaron en la mesa, asi rotundo. Visualmente serrín de carpintería fina. Intentamos adivinar como demonios había conseguido una textura tal sin deshacer el micuit y no nos fuimos sin saberlo. Un ultracongelado para evitar la formación de agua. Si, algo tan fácil pero que solo a un genio se le ocurre. En boca, creemos que es preferible que vayan a probarlo, indescriptible.
Lo acompaña una reducción-crema de Pedro Ximenez. Acabamos con todo el pan de la mesa.




Para continuar con la sesión de goce, se nos presenta un plato que acaban de incluir en el menú. Cuchifrito. Muy manchego, muy toledano tambien, muy nuestro, pero al que le ha dado la vuelta a la tradición y se presenta sobre una base de una especie de puré de patata y curry, pero un curry muy suave, muy sabroso, para extenderlo sobre tostadas. El cuchifrito muy bien tostado, buen corte, sin ternillas. Otra sorpresa.


En estos menesteres de sufrimiento llegó el sorbete del cambio. Refresco, descanso y a seguir.
En esta parte de la obra, el profesional de sala da a elegir entre carne y pescado. Dos platos de cada.
Lo teníamos claro. las dos carnes. Y un tinto como pareja de hecho.


Buey a la piedra espectacular, para hacertelo al gusto te traen un "infiernillo" en plan camping gas con una losa para asar encima. Rápido, tierno, delicioso.

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Foto No realizada por GastroQuixotes. Fuente: TripAdvisor




Presa Ibérica con curry. Correcta, jugosa, el unico pero es que ya llegamos a este plato con resaca de todo lo anterior. Agotados. Degustación superada. No pudimos con el postre.


Santi nos despidió muy amablemente, a pesar de ser las cinco de la tarde y estar cansado. 
35-40 € nos pareció un precio muy competitivo para un menú tan completo y 2 vinos. Sin duda aconsejamos su visita y lo recomendaremos. Volveremos. 



APURARI