domingo, 15 de enero de 2017

Un Quijote con Mandil

Aún no habían llegado sus Majestades cuando decidimos dejarnos recomendar por nuestro gran amigo Lolo y asi comenzar nuestra particular cabalgata gastronómica en un coqueto restaurante llamado El Labriego, en Miguel Esteban, villa Quijotesca muy cercana al pueblo natal de Dulcinea.

El reloj marcaba las 14:45 y evidentemente en la calle hacía fresquito. Llegamos puntuales y solo quedaban dos mesas por ocupar. Un comedor chiquitin con capacidad para 35-40 comensales, pero donde no hay estrecheces y se puede charlar tranquilamente. Buen ambiente.

Enseguida nos toman nota de la bebida. Como mandan los canones comenzamos por una caña bien fresquita, al punto de nieve, de grifo y amén. Acto seguido llega la primera sorpresa y aperitivo de bienvenida.

Uvas con cobertura de queso y pistachos. Ysi, hicieron honor al dicho, " uvas con queso saben a beso", pero a todos los besos de todas las princesas del reino. Un bocado exquisito, untuoso, frutal, fresco. Presentadas con gusto. Elegantes.




Ya el aperitivo te predispone a que vas a vivir una grata experiencia. No existe carta y eso nos encanta. Dice mucho de su chef, Santi Carreras. Arriesga para ganar y te pide prestada tu confianza, a ver como nos la devuelve. Unicamente confirmamos que deseamos menú degustación y elegimos los vinos acompañantes. Parece que estamos en el teatro y todo se va a secuenciar en actos, tiene un punto de curiosidad e incertidumbre.

De repente, zas!, un valor seguro, no es tanto el riesgo del chef pero no nos importa, a nadie le importa cuando el producto no requiere más que un arma con buen filo.
Un excelente jamón ibérico de bellota procedente de Albuquerque y sus verdes dehesas extremeñas. Como curiosidad el jefe de sala nos relata que son curados con piel, por lo que el pimentón y la sal no penetran en la grasa degradándola como en el resto de jamones, sino que ésta grasa conserva todas las propiedades gustativas, y no decimos más, solo vean y juzguen.





En la caña de cerveza solo quedaban restos de espuma y llegó la hora de pedir vino, manchego por supuesto. Otra vez nos dejamos aconsejar, confiantes. En este caso, este airén del Grupo Baco de Alcazar de San Juan fue el elegido. Bien de temperatura, fácil de beber, afrutado.


Este vino blanco fue perfecto para disftutar del siguiente plato. 
Un carpaccio de pulpo que te seducía sin haberlo probado. En su presentación, visualmente parecía una pieza de orfebreria, era como uno de esos platos que cuelgan de los patios cordobeses, precioso pero había que comérselo. Al plantarlo en la mesa y en cuestión de un milisegundo era la nariz la que te encendía el piloto y ese aroma a trufa era el responsable. En boca quizá era más la trufa que el pulpo pero la textura era excelente y la combinación suprema. Muy rico.




La experiencia marchaba "in crescendo" y ya nos había casi conquistado el ideólogo de todo esto pero lo mejor estaba por llegar.
Para nosotros quizá es un plato fetiche pero lo del foie en la textura "virutas", tal y como rezaba  el plato, nos tenia un poco despistados hasta que lo plantaron en la mesa, asi rotundo. Visualmente serrín de carpintería fina. Intentamos adivinar como demonios había conseguido una textura tal sin deshacer el micuit y no nos fuimos sin saberlo. Un ultracongelado para evitar la formación de agua. Si, algo tan fácil pero que solo a un genio se le ocurre. En boca, creemos que es preferible que vayan a probarlo, indescriptible.
Lo acompaña una reducción-crema de Pedro Ximenez. Acabamos con todo el pan de la mesa.




Para continuar con la sesión de goce, se nos presenta un plato que acaban de incluir en el menú. Cuchifrito. Muy manchego, muy toledano tambien, muy nuestro, pero al que le ha dado la vuelta a la tradición y se presenta sobre una base de una especie de puré de patata y curry, pero un curry muy suave, muy sabroso, para extenderlo sobre tostadas. El cuchifrito muy bien tostado, buen corte, sin ternillas. Otra sorpresa.


En estos menesteres de sufrimiento llegó el sorbete del cambio. Refresco, descanso y a seguir.
En esta parte de la obra, el profesional de sala da a elegir entre carne y pescado. Dos platos de cada.
Lo teníamos claro. las dos carnes. Y un tinto como pareja de hecho.


Buey a la piedra espectacular, para hacertelo al gusto te traen un "infiernillo" en plan camping gas con una losa para asar encima. Rápido, tierno, delicioso.

Resultado de imagen de restaurante el labriego
Foto No realizada por GastroQuixotes. Fuente: TripAdvisor




Presa Ibérica con curry. Correcta, jugosa, el unico pero es que ya llegamos a este plato con resaca de todo lo anterior. Agotados. Degustación superada. No pudimos con el postre.


Santi nos despidió muy amablemente, a pesar de ser las cinco de la tarde y estar cansado. 
35-40 € nos pareció un precio muy competitivo para un menú tan completo y 2 vinos. Sin duda aconsejamos su visita y lo recomendaremos. Volveremos. 



APURARI